Después de 36 años dedicados al periodismo ahora solo le quedan destellos, momentos de lucidez en los que Falconery Ruiz Cano trata de hablar de su pasado y de su presente. El resto del tiempo, el cáncer de pulmón que ya le hizo metástasis en el cerebro le roba las ideas que un día lo llevaron a trasmitir noticias a miles de personas en el país y por qué no en el mundo.
Desde una cama hospitalaria de la Clínica Versalles, donde recibe atención médica, dice que tiene 61 años, que nació en Marsella (Risaralda) y que hace 17 años se vino para Manizales porque le gustó esta tierra.
‘Falco’, como le dicen muchos de sus colegas, no estudió periodismo, pero reconoce que “por aquello de la vida” se volvió periodista. “Toda la vida trabajando en radio, 36 años, sin descansar… No tuve paso malo, siempre todo muy bueno…”.
Su enfermedad no le permite recordar, como sí lo hicieron algunos de sus colegas, que fue corresponsal de El Tiempo en Chocó, desde donde enviaba crónicas de abandono y marginalidad de las comunidades negras para llamar la atención del Estado hacia esta región; tampoco logra hilar que en sus años de dedicación al oficio periodístico logró formar a muchos de los que hoy hacen y leen noticias.
Aunque está en un lecho de enfermo, y según los médicos es poco lo que se le pueden hacer, la vida lo bendijo al permitirle, de su salario como trabajador independiente, pagar un aseguramiento en salud y aportes a pensión.
No obstante, la situación se le complicó hace un mes y siete días. ‘Falco’ recuerda que le dio un “derrame” que le afectó el lado derecho de todo su cuerpo, sumado al descubrimiento de su cáncer que lo dejaron por fuera de la escena laboral y de percibir recursos con los que pagaba su seguridad social. El ángel, que parece no abandonarlo, fue el Círculo de Periodistas de Caldas (Cipec). Por ser uno de sus socios esta agrupación asumió los gastos que lo mantienen cubierto y atendido para evitar la desprotección.
Gracias a su esposa
Pero el caso de Falconery no es el único en este panorama de los periodistas en Colombia. Gonzalo Quiñonez Vanegas es otro ejemplo. Tiene 62 años, la mitad dedicados a hacer periodismo en Manizales. El pasado 16 de diciembre sufrió un infarto de corazón que lo dejó al borde de la muerte, incluso tuvo un episodio de muerte súbita.
Gonzalo dice que su vida es un milagro, además de la buena atención médica que recibió, lo que lo salvó fue su esposa que lo tiene asegurado, ella es cotizante del Régimen Contributivo. “No pagaba salud porque he tenido muchos inconvenientes laborales. El mismo factor de independencia genera una inestabilidad laboral, se tienen sobresaltos. Como puede haber meses de millones, también vienen otros de cero pesos”.
Para este hombre, los periodistas están abandonados por el Estado. “No hay una ventana expedita para acceder a la seguridad social. Lamentamos desde hace mucho tiempo que el Estado no admita nuestra profesión como de alto riesgo, dependiendo de las características o sitio en donde se desenvuelva el periodista”.
Y agrega que “desde este punto uno lamenta sentir ya el golpe ‘de la comercialización del periodismo’ en cuanto a que tiene oportunidad en los medios de comunicación quien tenga poder económico para alquilar espacios o pagar impresos. Esto ha originado una descomposición de la profesión. El periodista para sostenerse tiene que vender pauta publicitaria, cuando esa no es la razón de ser de la profesión; a eso nos hemos visto abocados los periodistas independientes”.
Falconery y Gonzalo son solo un par de ejemplos de la difícil situación laboral del periodista en Colombia. No serán los primeros en padecer los avatares de un oficio que está contemplado en la Constitución Nacional, pero al que le faltan la mayor parte de garantías.
Situación preocupante
Algunos periodistas que trabajan por contrato y de forma independiente en Manizales opinaron sobre la situación laboral del gremio.
Argemiro Rincón, periodista y Presidente del Cipec
Sin ser el caso mío, pero la mayoría de nuestros colegas son gente sin seguridad social. Desde hace cuatro años vengo hablando con funcionarios de la Gobernación y de la Alcaldía, y con el Ministro de la Protección Social para que con base en la Ley del Periodista se reglamente el tema de la seguridad social, pero no se ha podido.
Mariela Márquez, periodista de Caracol Radio
Aunque no es el caso propio, se sabe que el 70% de los periodistas en Colombia no devengan un salario mínimo ni tienen prestaciones, sean empíricos o profesionales, solo el 30% estamos en el sistema laboral completo. Cuantos hay contratados y sin prestaciones, pero no tienen otra opción laboral. Esto muestra las grandes debilidades que en materia laboral tiene la profesión.
Rafaél Zuluaga, abogado y periodista radial independiente
Hoy en día las cadenas no están vinculando por nómina a los periodistas, les alquilan los espacios, y para contratar con el Estado se deben hacer varios trámites que pueden llegar a por lo menos $200 mil. Por los cambios que han habido en las empresas de comunicación y por reducir gastos en prestaciones sociales no hacen contrataciones directas sino indirectas, o por cupos para la venta de publicidad que le hacen perder independencia al periodista y generan autocensura.
Fabio Corrales, periodista independiente
A quienes manejamos nuestro propio medio nos toca muy duro por la parte económica, algunas veces no resulta la pauta para poder subsistir. Ahí queda uno haciendo préstamos y es cuando la mayoría tiene problemas, porque solo se vive de eso. Hace 29 años hago la revista Toros y Toreros y soy corresponsal de Noticias 1.500. Gracias a Dios no he tenido dificultades con la atención en salud porque trato de pagar la afiliación, lo mismo que la pensión.
Duván Marín, periodista de Caracol Radio
Muchos periodistas que no están en las grandes cadenas o empresas están desprotegidos y tratan de sobrevivir como independientes. Ellos prefieren comer que afiliarse a una EPS. Falta vigilancia y protección, pero ¿cuál protección?
Palabras de expertos
Eduardo Márquez, Presidente de la Federación Colombiana de Periodistas y Director del Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas, dijo que en una encuesta realizada durante dos años y que finalizó en el 2006 el 51% de 346 periodistas de diferentes ciudades del país ganan entre $200 mil y $800 mil, y la mayor parte de estos ingresos son producto de vender publicidad; además no pagan aportes a salud y a pensión.
“A partir de los años 90, con la privatización, comienzan a ser bárbaras las condiciones laborales de los periodistas. Aumentan los periodistas independientes y los grandes medios esquivan sus obligaciones laborales. Esto afecta la calidad de la información porque normalmente está dada desde la publicidad y se pierde la posición crítica”, señala Márquez.
Un ejemplo que pone este profesional es que en las pasadas elecciones del 28 de octubre de 2007 era triste ver que los periodistas atesoraban publicidad. “No era información lo que llegaba sino que era publicidad”. Sostiene que esto sucedió especialmente en los medios radiales, porque en televisión se vio un poco menos y la gran mayoría de los medios escritos todavía conservan las condiciones legales para sus periodistas.
Sobre la Ley de Prensa afirma que es un saludo a la bandera, pues fue exedida con fines declarativos. “Hay un punto relativo al seguro de periodistas que obligaría a las empresas a pagar. Este año pensamos dar la pelea en este sentido”.
Otro estudio
En un estudio que realizó el Centro Internacional de Prensa, en diciembre de 2003, se hacen las siguientes consideraciones sobre la situación laboral de los periodistas en Colombia. La investigación la hicieron Alejandro Manrique e Iván Cardona Restrepo, con 309 periodistas de 120 medios de comunicación en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Cartagena, Pereira, Bucaramanga y Cúcuta
Afirman que el periodista colombiano es, en promedio, un hombre joven (35 años), profesional graduado de una facultad de Comunicación, con ocho años y medio de experiencia en el oficio, que recibe una asignación mensual de 1 millón 329 mil 38 pesos (483 dólares) y con una jornada diaria de trabajo que supera las ocho horas en términos generales.
La gran mayoría de periodistas colombianos cuenta con una carrera profesional (64% como Comunicador Social y Periodista). Hace 20 años predominaban los llamados empíricos. Ninguna persona que trabaje en una sala de redacción como periodista tiene el nivel de doctorado.
La gran mayoría de los periodistas ejerce el oficio en condiciones laborales precarias y lamentables debido a la recesión económica que azota las utilidades de las empresas en el país, la corrupción y los deleznables manejos administrativos de algunas agremiaciones periodísticas. A esta lista suman la caída de la Ley 51 de 1975 (Ley de Prensa) que consagraba lo que para muchos era la garantía de la tarjeta profesional y generó prácticas como el incumplimiento total y/o parcial de las garantías laborales para los periodistas colombianos, contratación de personal poco cualificado, propiciar formas o modalidades informales de contratación, bajos niveles de remuneración salarial, entre otros.