Por Leonel Uriel Alzate.
Hay una frase que algunos se la atribuyen al general José de San Martín, y que reza: «La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales, que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder». Yo le agregaría otra que le escuché a algún ciudadano del común: «Para el Levantado, todo lo del pobre huele a mierda» Y es que lamentablemente, tal como solía decir Martín Emilio ‘cochise’ Rodríguez: «En Colombia se muere más gente de envidia que de cáncer».
Nótese que juego con frases que no son mías, para expresar una idea que deberíamos entender todos, y es en últimas la frase de Will Durant: «Una gran civilización no es conquistada desde fuera, hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro».
Solo el día que cada uno de los ingenieros, arquitectos, médicos, abogados, periodistas y toda suerte de profesionales y técnicos de los diferentes gremios entiendan que tenemos la responsabilidad de hablar un mismo idioma en la construcción de nuestra sociedad, habremos dado un paso gigantesco en nuestro desarrollo.
No podemos hablar de mejorar culturalmente a un país, cuando nuestro ego está por encima de nuestra conciencia. tenemos que entender que todos, desde el más vivo hasta el más bobo, necesaria e indefectiblemente somos referente para alguien; tal vez para nuestros hijos, quizá para nuestro vecino, e incluso, hasta para nuestros gobernantes, que aunque no lo acepten, siempre aprenden y emulan algo de sus ciudadanos.
Para no ir muy lejos, hoy entre los estudiantes de arquitectura en Villavicencio está la pugna entre los que estudian en la Santo Tomás, y los que lo hacen en la Unimeta; cada uno a su manera se cree mejor, y se burla del otro. Ni qué decir de los estudiantes de medicina que tuvieron la fortuna de estudiar en el exterior; estos pisotean a los que estudian en la Xaveriana, o en otra de las universidades pispirispis de la capital del país. estos a su vez, se burlan de los más humildes, como que estudian la misma carrera de medicina en la Cooperativa de Villavicencio.
Ni para que hablarles de la nueva generación de comunicadores de la Uniminuto en la capital del Meta. Estos llevan la cruz que les han impuesto quienes estudiaron en la capital del país. Pero algunos de estos muchachitos, ahora recién graduados quieren desplazar a periodistas que no por ser empíricos, dejan de ser excelentes periodistas que se han ganado desde hace años un espacio en la audiencia regional, y todo a punta de vocación y disciplina.
Uno se pregunta: ¿Por qué el periodista llanero está lejos de ganarse un Pulitzer, o por qué muy pocos figuran en los medios masivos nacionales o internacionales?. Entonces uno mismo se responde; la razón es porque el canibalismo que hay en en el gremio es tal, que mientras algunos quieren hacer cosas diferentes, generar espacios sanos de controversia y debate para el bien de la información, hay otros que solo de dedican a ridiculizarlos, a pasar por encima de ellos a como dé lugar, porque creemos que esa es la forma en que se llega arriba.
¡Qué equivocados estamos muchachos.! Cada vez que oprimimos, cada vez que casi con morbo ponemos en la picota a un médico porque se le muere un paciente, o a un ingeniero porque su diseño nos parece pendejo, o a un conductor de taxi porque maneja muy despacio etc, no estamos siendo mejores que esos a quienes criticamos y hasta ridiculizamos en público.
Claro que hay que criticar, hay que cuestionar para mejorar, esto es necesario y casi que imprescindible; pero antes de hacerlo debemos pensar si nuestra crítica realmente construye, o simplemente estamos cayendo en el juego del todo vale para única y exclusivamente alimentar nuestro ego. ¿No creen ustedes que de vez en cuando vale la pena autoevaluarnos?
Termino como inicié, jugando con las frases; les dejo esta de San Juan Cristóstomo:
«Así como la polilla arruina la ropa, de la misma manera la envidia consume al hombre.»
¡He dicho.!