Foto tomada: google images

El Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas, Ceso-FIP, manifestó su preocupación por la situación de seguridad del periodista Robinson Ruz Ruz de la ciudad de Sincelejo, al norte de Colombia, luego que la policía le retirara la seguridad y, cinco días mas tarde, fuera amenazado, de manera directa, por dos sujetos armados que se movilizaban en una motocicleta.

Tal como informara Ceso-FIP en su alerta del 29 de noviembre, el colega Ruz Ruz, periodista invitado en Radio Piragua y asesor de un congresista sucreño recibió, en la sede de la emisora, un sobre a su nombre con un sufragio mortuorio, poco tiempo después que ganara un premio regional de periodismo por un trabajo sobre los vínculos entre políticos y paramilitares de extrema derecha.

El pasado 19 de diciembre, en horas de la tarde, cuando Robinson transitaba en su vehículo por una avenida de Sincelejo, capital del departamento de Sucre, a una cuadra del diario El Universal, dos hombres encapuchados que se movilizaban en una motocicleta le cerraron el paso. Luego, el parrillero, armado de una sub ametralladora mini uzi, se acercó a la ventana del carro para decirle al periodista: “Estás oliendo a formol; si sigues jodiendo con el tema de las autodefensas y sus vínculos con la política de Sucre, te tienes que atener a las consecuencias”.

Sin embargo y dada la evidente situación de peligro del colega, de manera inexplicable, la policía retiró la protección que en horas de la noche le estaba dando al periodista, hasta el pasado 24 de diciembre.

“No entendemos la actitud de la policía de Sucre en momentos que cuatro colegas se encuentran amenazados por cubrir temas relacionados con paramilitarismo y corrupción. El caso de Robinson Ruz es bastante delicado, pues las amenazas vienen en ascenso y se pueden concretar con tal facilidad que ponen un manto de duda sobre el compromiso de la institución policial”, declaro Eduardo Márquez, director de Ceso-FIP. “Tanto para la transparencia del proceso de desmovilización de las autodefensas, como para el futuro de la libertad de prensa en la costa Atlántica, resulta de vital importancia que las autoridades garanticen, plenamente, la vida de los periodistas de la región”.

“Tampoco comprendemos esta andanada de amenazas, cuando, se supone, que los jefes paramilitares, además de entregar las armas, están confesando todos sus actos, en audiencias públicas, como parte de un acuerdo para reducir sus penas y mas tarde, poderse reintegrar a la vida civil. Intentar ocultar la estrecha relación entre importantes políticos, funcionarios del gobierno y sus estructuras, amenazando periodistas, es como tapar el sol con las manos, pues la verdad, que corre de voz en voz, siempre encuentra su camino, y podría tener nefastas consecuencias en el resultado de sus juicios penales”, concluyó Márquez.

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