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Alejandro Santos Rubino, director de la revista Semana recibe hoy la medalla ‘La Voragine’. El connotado periodista habló con LA NACIÓN sobre las denuncias y los escándalos del país, la impunidad, y el gobierno de Santos.

Alejandro Santos Rubino, un joven economista, con especialización en derecho de la comunicación dirige desde hace 11 años la revista Semana. Pese a su juventud, se ha ganado la admiración y respeto, por su coraje a la hora de denunciar y destapar escándalos.

Y es que Semana, desde su reapertura en 1982, se ha convertido en el medio más influyente y polémico del país, por sus denuncias a los atropellos de los diversos poderes. Y para nadie es un secreto que Alejandro Santos es el cerebro detrás de las investigaciones.

Su trayectoria profesional está llena de grandes reconocimientos c uatro veces ha recibido el Premio de Periodismo Simón Bolívar, y bajo su dirección la revista ganó en el 2008 el Premio Rey de España, por destapar el fenómeno de la parapolítica y el premio de la SIP.

Su sencillez, calidez y profesionalismo son reconocidos por la gente con la que trabaja. Aunque algunos lo califican de ‘intenso y obsesivo’ con el trabajo, lo cierto es que Santos ha logrado hacer con su equipo un periodismo investigativo, profundo y analítico, referente para el periodismo colombiano.

-¿Cómo un economista termina en el oficio del periodismo?
Para alguien que ha sido bisnieto, nieto e hijo de periodistas creo que es un desenlace natural. Es un oficio que llevo en la sangre, y por eso la economía fue más un accidente en mi vida.

-¿Cómo describe el periodismo de la revista Semana?
Semana hace un periodismo independiente. Creemos que la prensa debe tener un espíritu crítico, asumir un papel fiscalizador frente a los abusos del poder, este poder llámese político, económico, del tercer sector, de las potencias internacionales. Y en eso, nuestro periodismo tiene la sensibilidad de un criterio honesto, y la apuesta a un talento que busca interpretar una realidad convulsionada y compleja como la colombiana.

-¿Qué tantas presiones recibe el director de Semana de la clase política y dirigente del país para que salga o no salga un artículo?
Pues, el grado de influencia que ha adquirido la revista Semana en Colombia, es proporcional, a las intenciones de muchas personas por tratar de publicar cosas o tratar de que no se publiquen. En esto, el caso ‘Semana’ es bastante atípico por que normalmente en la mayoría de los países los que influyen son los periódicos, pero aquí, ‘Semana’ es la revista que más influye en la realidad política de su país… sin embargo, yo no veo absolutamente ningún problema en que haya intereses que se cruzan, intenciones de tratar de que no se publiquen temas en la medida en que nosotros actuamos siempre de acuerdo a nuestras convicciones, de acuerdo a nuestra conciencia y de acuerdo al interés publico que este en juego.

-Pero, ¿recibe o no presión?
Digamos, no tanto como uno pudiera creer. Es más un temor que presión. Es temor a las consecuencias de lo que nosotros publicamos, temor ante el impacto de la publicación.
-¿Qué tan difícil ha sido, siendo usted sobrino del Presidente de la República, mantener la independencia?
Pues, yo creo que eso lo tienen que juzgar los lectores. Yo solo daría un ejemplo: en el gobierno anterior, el gobierno de Uribe, el Ministro de Defensa y el Vicepresidente eran familiares míos y eran dos de los funcionarios de mayor exposición pública. Creo que nadie en Colombia puede decir que la revista Semana era uribista. Todo lo contrario. Fuimos quizá el medio más crítico del gobierno de Uribe. Hoy, con el gobierno de Juan Manuel Santos, nosotros tenemos ciertas empatías ideológicas con algunas medidas que se están tomando, por ejemplo la Ley de Víctimas. Digamos, hemos reconocido los aciertos de este gobierno, siempre con un grado de escepticismo y con un compás de espera prudente que siempre se les da a los mandatarios mientras se acomodan en un país que es casi ingobernable.Y a punto de cumplir el primer año de gobierno del presidente Santos

¿cómo ve usted este gobierno?
Yo lo veo bien. Creo que ha sido un gobierno que ha dado un viraje ideológico importante. Desde la derecha hacia el centro. Veo que hay un espíritu liberal en gran parte de sus políticas y veo una decisión de combatir el tema de la corrupción pero también veo problemas estructurales que lo están enredando. El tema del invierno, es un problema que el país no ha entendido su dimensión y creo que va a golpear gran parte de la gobernabilidad, los primeros dos años del presidente Santos.

Veo que de los grandes del gabinete, y funcionarios que fueron recibidos con júbilos y aplausos, no han dado la talla y en ese sentido, espero que haya un remezón pronto. Pero en términos generales, este primer año, veo que va por buen camino.

-De uno a cinco ¿qué calificación le daría?
Cuatro.

-Bastante bueno…
Si, cuatro, yo creo que está bien. Ahora, el primer año del gobierno de Uribe, en Semana le calificamos 4.5 y terminamos siendo sus críticos más acérrimos. Fuimos mucho más optimistas, de lo que somos hoy en día con Juan Manuel Santos.

-¿Qué tanto lo consulta el Presidente de la República?
No, nunca. Ha llamado una o dos veces en todo este año, para temas puntuales que estaba en descuerdo por alguna publicación, como lo hacen todos los presidentes.

-¿Quién ha sido más ‘cansón’, Uribe o Santos?
A ver… yo tengo que decir que el presidente Uribe, más allá de su actitud poco tolerante frente a la crítica, de su desdén por el trabajo independiente en la prensa, por la capacidad de denuncia que teníamos gran parte de los medios en Colombia y que él, permanentemente estigmatizaba públicamente, jamás me llamó a quejarse o a tratar de obstaculizar o a presionar nada durante ocho años de gobierno. Nosotros fuimos libres, a pesar de que no le gustaba, a pesar de que se quejaba en público, a pesar de que nos criticaba, a pesar que utilizaban estrategias propagandísticas para restarle credibilidad a las denuncias de Semana en el caso de la parapolítica o en el caso de las chuzadas del DAS. A pesar de todo eso, le tengo que decir que él, personalmente, nunca llamó aquí a presionar nada.

-Semana denuncia, pero queda una sensación de que muchas de esas denuncias quedan en la impunidad…
Si. Quizás el problema más grave que hay hoy en día en Colombia, es la falta de justicia, el grado de impunidad que ve uno en el día a día. Desde los pequeños delitos del raponeo y de los ladrones de cartera, pasando por los abusos de los funcionarios públicos, pasando por el desgreño administrativo de los alcaldes y gobernadores, y pasando por los grandes escándalos de corrupción en la contratación o en la salud. Todo eso se ha ido enquistando y es como un cáncer que se esta carcomiendo este país, en gran parte por la falta de justicia.

-¿Están los medios remplazando la falta de acción de la justicia?
Si. Desafortunadamente los medios hemos remplazado en gran parte la falta de acción de la justicia y lo que hemos visto en los últimos lustros es que los medios destapan escándalos de corrupción o episodio irregulares o escandalosos que inmediatamente son asumidos por la justicia, y que sólo gracias a que fueron denunciados por los medios o que tienen el reflector de los medios, la justicia actúa. Pero, yo me pregunto ¿y si los medios no ejercieran ese papel fiscalizador?, ¿Y si los medios no estuvieran poniendo el dedo en la llaga y señalando todos ese tipo de irregularidades y de actos de corrupción? Yo no sabría en donde estaríamos ahorita. ¿Qué hubiera pasado con la parapolítica si Semana no hubiera denunciado? Duraron 10 años los defensores de derechos humanos diciendo lo que estaba pasando y nunca nadie hizo nada, incluida la Corte Suprema. ¿Qué hubiera pasado con episodios como las chuzadas del DAS, también denunciado por lo medios?

-¿Y qué hacer ante esa falta de justicia en el país?
Yo creo que ese tema de la falta de justicia, de la politización de la justicia, de la corrupción al interior de la justicia es un debate que el país tiene que empezar a dar y no es un debate fácil. Es un debate que no puede estigmatizarse como el debate que afecta a la separación de poderes, pero es un debate que la sociedad en su conjunto tiene que dar. Creo que los medios tienen que empezar un poco a estimular esa discusión sobre lo que esta pasando en el interior de la justicia.

-Para usted, ¿cuáles han sido los peores escándalos del país en los últimos años?
Yo mencionaría tres temas como muy, muy lamentables, para este país. El primero la reelección. Creo que el haber ventilado la reelección, desequilibró la democracia colombiana. Hizo que se hipotecará gran parte del presupuesto público a la politiquería y eso explica gran parte de la corrupción que estamos viviendo hoy. El segundo punto que mencionaría sería el tema de como los contratistas capturaron la política en Colombia y una relación mafiosa. Esto ha hecho que los políticos estén al servicio del sector privado y que unos carteles de contratación aprovechen los dineros del Estado para enriquecerse y no hacer las obras. Y este país está en un retraso de 50 años a nivel de infraestructura y estamos quedándonos atrás con respecto a la región y el mundo. Es un país, que no es competitivo y que mientras no rompamos esa relación perversa y simbiótica entre la política y los grandes contratistas pues no vamos a salir del hueco.
El tercer tema que mencionaría como preocupante o grave es el tema de la salud. El sistema de salud llegó a un punto que esta estallando. Es un sistema que nació mal concebido. Fue acumulando errores, las reglas no eran claras, no hubo la suficiente vigilancia y esto permitió que el sector privado empezará a enriquecerse a costa del sector público y la plata de los contribuyentes. Estos son los temas, sin olvidar el tema del espionaje del DAS.

-¿Qué le falta al periodismo colombiano?
El periodismo colombiano es un muy buen periodismo. Es un periodismo admirado en todo el Continente, donde lo que más resaltaría sería la pasión y el coraje de nuestros periodistas. Pero que tiene dos grandes falencias. La primera una falta de formación y de criterio para dar a informar. En ese sentido, veo que la preparación de nuestros periodistas no es lo suficientemente alta ni adecuada. Y lo segundo, es la falta de creatividad.

-¿Es un problema de las facultades de comunicación?
No es solo problema de la facultad de comunicación. El debate de la formación de los periodistas siempre termina en el lugar equivocado. Los periodistas dicen que las facultades los sacan mal formados y las facultades dicen que los periodistas no ayudan a que se formen mejor. Hay una especie de divorcio entre la academia y las salas de redacción. La mejor forma para que las nuevas generaciones de periodistas estén mejor preparados es acercar a los medios, a los periodistas que están en la salas de redacción al proceso de formación de la academia.

-¿Qué tan amenazado está el periodismo por el uso de nuevas técnologías?
Creo que el periodismo está en un momento que tiene que reinventarse. Esta amenazado por nuevas tecnologías, por nuevas plataformas, Internet, los móviles, el Ipad, etc. Hoy en día están floreciendo todo tipo de nuevos medios de comunicación que compiten con los medios tradicionales y en esa complejidad, en esa adversidad, en esa transición, el periodismo tiene que empezar a reinventarse y eso requiere pensar distinto. Sí queremos perdurar en el tiempo, requerimos ángulos novedosos, capacidad de innovación. Y yo no veo en la prensa grandes hitos en la creatividad y en la innovación.
¿Cree usted que el Internet va a terminar desplazando los medios impresos?
No. Yo creo que el Internet es una plataforma extraordinaria con muchísima más posibilidades que la prensa escrita. Creo que va aumentar su penetración, que va afectar la circulación de la prensa tradicional como esta ocurriendo en Europa y en Estados Unidos, y hará que el papel termine reducido a sus justas proporciones, donde el papel y los medios en papel terminaran en circulaciones mucho mas restringidas, mucho mas de nicho, donde evidentemente lo masivo será lo digital y donde convivirán muy bien el Internet con el papel y con el libro, como ha convivido la radio, con la televisión y el cine. Lo que hay es un reacomodamiento de las nuevas plataformas con las tradicionales.
De todas esas nuevas tecnologías el director de la revista ¿qué usa?
Yo estoy en todas. Como una especie de contorsionista. Toca estar con un pie en el impreso, un brazo en Internet, el otro brazo en los Tablets o en el Ipad, el otro en los móviles… Y eso, es lo que todos los medios estamos tratando de hacer. Proteger y reinventar nuestro negocio tradicional que es el impreso y apostarle al negocio del futuro que son los contenidos digitales, entendiendo que hoy en día el 80% de los ingresos de los medios tradicionales sigue siendo el papel y solo el 20% están los digitales. Esa correlación ira cambiando con el tiempo y es importante dejarlo sobre la mesa hoy en día a mediados del 2011.
¿La revista Semana empezará a cobrar la información en Internet y móviles?
Lo hemos pensado bastante pero lo hemos descartado. En primer lugar, por que a pesar del crecimiento vertiginoso de nuestros visitantes únicos en semana.com no se ha visto afectada la circulación impresa, ni nuestras suscripciones, ni nuestros puntos de venta. Todo lo contrario. Se han ido agrandando nuestras audiencias, no solo con los lectores tradicionales en el papel sino que ahora tenemos millones de lectores en lo digital. El día que veamos que lo digital empieza a ‘CARNIBALIZAR’ de una manera preocupante el negocio impreso miraremos que decisión tomamos, pero no ha sido el caso y por eso lo tenemos descartado.

-Alejandro Santos ¿se desconecta en algún momento?
Uno cuando es periodista nunca se desconecta. Toca estar 24 horas conectado y esta es, o la maldición del periodista o la virtud del periodista. Lo cierto es que uno vive con una adrenalina permanente de saber lo que esta pasando en Colombia y en el mundo.

-¿Qué significa para usted recibir la condecoración La Vorágine?
Es un gran honor como periodista y como ciudadano, sobre todo viniendo de una región de Colombia tan importante. Y lo digo por que dirijo una revista donde la región es nuestra prioridad. Para la revista semana las regiones de Colombia son absolutamente estratégicas, concebimos la nación como un país de regiones. Así que una región tan importante, a través de un premio tan destacado reconozca ese trabajo, ese compromiso y la trayectoria de un periodismo independiente y crítico pues nos llena de satisfacción.
Frase para destacar
“Veo que los grandes del gabinete, que fueron recibidos con júbilos y aplausos, no han dado la talla”.

Fuente:http://www.lanacion.com.co/2011/06/15/%E2%80%98contratistas-y-politica-una-relacion-mafiosa%E2%80

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