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Apuntes de redacción periodística: la importancia de las fuentes

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En un momento como el actual en el que se están redefiniendo los conceptos de medios de comunicación y periodismo, y en el que se plantea constantemente la pregunta de qué es ser periodista hoy, no está de más recordar cuál es la esencia de esta profesión. El trabajo del periodista es enterarse de las cosas y contarlas, tan sencillo como eso. Y en esta labor las fuentes son su material básico. Sirven para consultar, constatar, comprobar, probar y verificar.

¿Cómo se consigue una noticia? Básicamente de tres maneras. La primera, y más sencilla, es ser testigo de los hechos. “El periodismo es ir, escuchar, ver, volver y contarlo”, decía Enrique Meneses. El periodista está en el lugar donde pasan las cosas e informa. Es fuente primaria de información, y aquí su capacidad de observación es fundamental.

Cuando la noticia no está programada con fecha, lugar y hora, el periodista puede conseguir una información rastreando estadísticas, buscando datos. Es la segunda forma de hacer una noticia: hay que identificar datos, contrastarlos, valorarlos y construir con ellos un relato documentado.

Y la tercera forma de conseguir una noticia es que una persona cuente algo al periodista. La dificultad aquí es doble: hay que saber a quién preguntar y hay que saber cómo preguntar para obtener respuestas. Para esta tarea el contacto personal es vital. Miguel Ángel Mellado lo define muy bien: “Para ser buen periodista hay que caerle bien a tus fuentes y mal a las personas de las que vas a hablar”.

“Para ser buen periodista hay que caerle bien a tus fuentes y mal a las personas de las que vas a hablar”. Miguel Ángel Mellado

Más allá de las clasificaciones, fuentes directas, indirectas, personales, documentales, on the record (se puede indentificar la fuente) y off the record (no puede identificarse a la fuente ni reproducir la información obtenida de ella), lo importante es que el periodista tenga el criterio correcto para en cada caso saber a quién necesita acudir para conformar el relato adecuado del hecho.

Ese criterio parte de lo obvio: no hay información válida construida sin fuentes. “¿Qué valor tiene una historia sin fuentes, sin comprobación?”, se preguntaban en The Newsroom.

Es cierto que el periodista se apoya en lo que dicen sus fuentes, pero no es menos cierto que el responsable de a qué fuentes acudir es él. Lo refleja perfectamente Josto Maffeo en ‘El periodista en la encrucijada’: “El gran patrimonio del periodista es saber donde están los expertos o protagonistas que expliquen a mis lectores a través de lo que yo escriba o cuente a los telespectadores lo que yo no he entendido”.

La historia del periodismo está plagada de ejemplos de las lagunas, y lo que es peor, distorsiones, que se producen al primar la fuente institucional, o las fuentes de oscura procedencia, o las inadecuadas, o insuficientes, o directamente en ausencia de fuentes.

Pero también tenemos muy buenos ejemplos de grandes exclusivas por tener muy buenas fuentes. Quizás el último caso a nivel mundial sea The New York Times con sus informaciones sobre Andreas Lubitz, el copiloto del avión de Germanwings estrellado en los Alpes franceses.

Exclusiva del New York Times sobre la tragedia de Germanwings

En un tema netamente europeo, un gran periódico norteamericano ganó a los medios del Viejo Continente con unas informaciones muy rápidas, rigurosas, que tuvieron repercusión mundial y que fueron confirmadas por los investigadores.

Para hacer buen periodismo se necesitan fuentes, la redacción es pura técnica. Pero desgraciadamente vemos casi a diario informaciones sin una atribución clara a una fuente o directamente sin ninguna fuente. La epidemia de las fuentes anónimas lo consideran algunos.

El periodista se apoya en lo que dicen sus fuentes, pero el responsable de a qué fuentes acudir es él.

El uso de las fuentes anónimas permite a los periodistas hacer muchas veces su trabajo. Difícilmente pudiera haberse conocido el caso Watergate, por ejemplo. Es un recurso que se debe aceptar pero del que no conviene abusar, y que siempre tiene que estar amparado por el hecho de que la fuente da información esencial, no opinión ni especulación.

Por otro lado, en la era de las redes sociales y la sobreabundancia de información, la tarea de “separar la paja del trigo” en busca de fuentes relevantes es hoy mucho más compleja. La mirada del periodista tiene que volver a las fuentes para verificarlas, clasificarlas y encontrar información veraz y relevante para su audiencia.

En esta labor pueden ser útiles dos referencias:

– Silvia Cobo, en su libro Internet para periodistas, kit de supervivencia para la era digital dedica un capítulo a la verificación de fuentes, contenidos y perfiles de redes sociales.

– También es interesante el Manual de verificación para periodistas, editado por Craig Silverman.

Por último dejo un estudio sobre la evolución del uso de las fuentes informativas en el periodismo español entre 1980 a 2010, realizado por Andreu Casero Ripollés y Pablo López Rabadán, profesores de la Universitat Jaume I de Castellón.

Fuente: http://enriquebullido.com/2015/04/17/apuntes-de-redaccion-periodistica-la-importancia-de-las-fuentes/

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